Las vitaminas hidrosolubles se disuelven en agua, lo que hace que se pierdan al lavar las verduras o al cocerlas. Además algunas son sensibles al calor. Una buena idea es aprovechar el caldo de cocer las verduras, que lo podemos tomar en forma de sopa.
Las vitaminas hidrosolubles son la C y las vitaminas del grupo B: B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina), B5 (ácido pantoténico), B6 (fosfato de piridoxal), B7 (biotina), B9 (ácido fólico) y B12 (cianocobalamina).
A veces tomamos suplementos de vitaminas, y si contienen estas vitaminas hidrosolubles nunca van a ser tóxicos, cosa que no ocurre si contienen vitaminas liposolubles: A, D, E y K. Pero como estos suplementos suelen contener muchísima más dosis que la recomendada, el exceso de estas vitaminas hidrosolubles se van por la orina. Como curiosidad hicieron un estudio del agua de Barcelona en una época que estaba de moda tomar una conocida marca de suplementos de vitamina C y se sorprendieron al descubrir que era muy rica en esta vitamina.
Para evitar el efecto rebote de estos suplementos, al tomarlos de forma continuada se aumentan las necesidades de estas vitaminas, sería aconsejable dejarlos poco a poco.
Ahora daremos unas pinceladas de algunas vitaminas, por ejemplo la vitamina B12 puede ser un problema para los veganos (vegetarianos que no comen ni leche ni huevos), que deberían tomar suplementos, por que sólo se encuentra la B12 en alimentos de origen animal.
Otra vitamina a destacar es el ácido fólico o vitamina B9, es esencial para evitar las malformaciones congénitas del bebe, y se debería tomar suplementos no sólo durante la primera etapa del embarazo sino cuando se esta planificando tener familia.
En general llevando una dieta variada cubrimos las necesidades de todas las vitaminas, sin olvidarnos de consumir ensaladas y frutas.