Tus creencias crean tu mundo y tu realidad. Sientan las normas acerca de lo que haces o dejas de hacer. Algunas de ellas te influyen en positivo y otras en negativo. Las creencias las puedes escoger. Tienes la capacidad de escoger aquello en lo que crees. Cuando eres niño, tus padres te muestran la realidad tal y como ellos la entienden y tú haces tuyo su manera de ver la vida. Otras las has adoptado de tus amigos y algunas más por tus experiencias. El resultado es un manual de instrucciones que usas para entender, dar sentido y tomar decisiones en tu vida.
A veces nos imponemos obligaciones y responsabilidades que nos hacen infelices. La vida se convierte en una pesada carga e intentamos aliviarla comiendo en exceso.
Llenemos nuestra mochila de cosas y nos pesa mucho, hay que deshacerse de todo y andaremos más ligeros.
Si te sientes atrapado en alguna de tus creencias, es hora de empezar a cuestionártelas. Las creencias son ideas pero no necesariamente verdades. Si reflexionas un momento, seguro que puedes encontrar algo en lo que creías firmemente pero, en un momento dado, dejaste de hacerlo. Cómo por ejemplo los Reyes Magos.
Vamos a hacer un ejercicio; valora de 1 a 10 cuanto te identificas con cada una de estas afirmaciones (1 es nada y 10 totalmente):
-Necesito raciones abundantes para no pasar hambre
-Comer saludablemente es aburrido
-Cocinar lleva mucho tiempo
-No soy capaz de comer sano
-Mi sobrepeso es genético
-Mi colesterol es genético
-No se puede comer sano si tienes que comer fuera de casa
-El hacer ejercicio físico es aburrido
-Otras
Con las frases que hayas valorado con un 7 o más, reflexiona acerca de la manera que te está limitando. Aporta algún ejemplo concreto de alguna experiencia personal en la que esa creencia te haya limitado.
No se puede cambiar una creencia con facilidad, pero si puedes trabajar para empezar a cuestionártela. Por ejemplo:
¿Hay alguien en mi familia que no tenga sobrepeso?
¿He tenido alguna vez peso normal?
¿He cambiado de peso después de hacer dieta?
La creencia cambiaría de “Mi sobrepeso es genético”, no hay solución. “A pesar de que tengo una predisposición genética al sobrepeso, si me cuido puedo lograr un peso correcto”:
Tus creencias negativas se convierten en excusas que te alejan de tu objetivo. Cuando las repites constantemente lo que te provocan ya no es el alivio del sentimiento de culpa, sino el malestar por la pérdida de confianza en ti mismo.