El aceite de oliva, sobre todo el virgen extra, es un alimento esencial en la dieta mediterránea. Pero tenemos que conocer como se clasifican dependiendo del método de extracción y su calidad. El virgen Extra es el que se extrae mecánicamente (presión) en frío y tiene un sabor, olor y acidez excepcionales. El virgen también se extrae de la misma manera, pero sus características organolepticas (sabor, olor..) no son tan buenas.
Nos tenemos que dar cuenta que la aceituna es una fruta y como tal, tras el vareado para su recolección y almacenaje posterior, se va deteriorando. Como ocurre con las fresas que si las dejamos una semana sin comer les sale moho; por lo que un porcentaje pequeño cumple los requisitos para ser virgen, por no decir virgen extra. Pero no vamos a tirar este maravilloso oro líquido, así que mediante procesos físicos extremos se obtiene un líquido transparente y para poderlo comercializar, porque nadie compraría una aceite de oliva así, se le añade un poco de aceite de oliva virgen que es el que le da color y sabor lográndose el aceite de oliva refinado. Por último tenemos el aceite de orujo que se extrae del residuo que queda usando disolventes químicos, después se refina y se mezcla.
Todos ellos son aptos para el consumo, aunque esta claro que el más interesante para consumir en crudo es el virgen y si lo vamos a usar para cocinar podemos usar el refinado.
El aceite de oliva es muy interesante nutricionalmente; contiene una gran cantidad de ácidos grasos monoinsaturados, como el ácido oleico, el cual ayuda a reducir los niveles de LDL (colesterol malo). También es rico en ácidos grasos poliinsaturados como el linolénico o el linoleico, que son esenciales (no somos capaces de producirlos y tenemos que consumirlos en la dieta). Además, tiene un alto contenido de vitamina E (sobre todo el virgen) y vitamina K que regula la coagulación de la sangre.
Aunque el aceite de oliva es muy interesante nutricionalmente, no debemos perder de vista que es muy energético; aporta 884 kcal en 100 mililitros. Por lo que una dieta equilibrada no debería llevar habitualmente más de cuatro cucharadas soperas de aceite al día.