Pocos alimentos son tan apreciados en la actualidad como lo es el pescado en la alimentación diaria. Es cierto que los niños no lo toleran tan bien como los adultos, pero gracias a la tecnología alimentaria aparecen productos como el surimi (con el que se hacen las gulas y los palitos de cangrejo), que pueden ser una buena idea para ir incluyendo este alimento en la dieta de los peques. También nos podemos ayudar de los pescados en lata (sardinillas, atún, agujas…)
Todos los pescados no son iguales, según la mayor o menor cantidad de grasa se clasifican en: Blancos (gallo, merluza, bacalao, lenguado..); Semigrasos (dorada, lubina..) y Grasos o azules (atún, anchoa, bonito, palometa, salmón..).
El pescado es un producto muy vulnerable que se degrada con suma rapidez, por lo que tenemos que fijarnos en que los ojos no estén vidriosos, la piel debe estar húmeda y brillante y las agallas rojas, por supuesto que no despidan un olor fuerte.
Por otra parte el consumo de omega tres se ha relacionado directamente con la prevención de las enfermedades cardiovasculares y este esta presente, sobre todo, en los pescados azules. Para detectarlos a simple vista sólo tenemos que fijarnos en la forma de la cola; si esta es en forma de “V” lo son, excepto el salmón y la trucha, que siendo pescados grasos no tienen esta característica.
Sin ser pescados, pero incluyéndose en el mismo grupo, están los mariscos; que se agrupan en crustáceos y moluscos. Estos primeros son invertebrados que protegen su cuerpo con un caparazón que han de ir cambiando a medida que crecen. Aquí tenemos al bogavante, langostino, cigala, langosta, gambas, buey, centollo, nécora, percebe..
Por otro lado tenemos a los moluscos, que son invertebrados con un cuerpo blando que suelen protegerse con una concha (caracol) o con dos (mejillones, almejas, berberechos..) o con una concha interna (calamar, sepia..) o incluso carentes de ellas pulpo. Todos ello tienen una gran ventaja para las dietas de adelgazamiento porque a penas tienen grasa; pero como desventaja son muy ricos en colesterol.
Los pescados, en general, presentan un contenido bajo en calorías, son una buena fuente de proteínas de alto valor biológico, aportan vitaminas y minerales. Así que se deberían comer cuatro veces, al menos, a la semana, incluyendo dos pescados azules. Respecto al marisco no abusar, lo ideal es una vez a la semana.