La patata es uno de los cultivos más extendidos en todo el mundo. Su consumo puede ser en diferentes formas: hervido, asado, frito o como ingrediente de los guisos.
La patata es una buena fuente de energía, con un alto contenido de vitamina C, vitaminas del grupo B, hierro y potasio. Es peligroso consumir patatas de color verdoso porque contienen un compuesto (solanina), que en grandes cantidades, puede ser tóxico.
Es importante saber cuantas calorías tienen las patatas según se hayan cocinado; este tubérculo no es muy energético contiene 77 kcal, pero si son fritas su valor se dispara a 312 kcal por cien gramos, ya que poseen una alta capacidad de absorber mucha cantidad de grasa al cocinarse. También es destacado saber que si estas son chips (patatas de bolsa) su aporte es de 570 kcal.
Por lo tanto el consumo de patatas puede hacerse de manera frecuente, siempre y cuando se cuiden las cantidades y la forma de cocción. Debido a la desinformación o creencia erróneas, se ha suprimido este alimento de las dietas de adelgazamiento, pero aclaremos que es un producto de bajo aporte calórico, de fácil digestión y alto poder saciante.
En general no es conveniente comprar aquellas patatas con brotes, o viejas con partes verdes. Una vez en casa, conviene almacenarlas por poco tiempo, en un lugar fresco y protegidas de la luz solar. La mejor forma de cocinarlas es con su piel, bien lavadas, así se aprovecha mejor todo su valor nutricional.
Hoy por hoy, la patata, es uno de los pilares básicos de la alimentación de medio mundo; es un producto económico y con una versatilidad gastronómica extraordinaria. Además cuenta con numeras ventajas nutricionales: si son cocidas o asadas, prácticamente no aportan grasa; son una magnífica fuente de hidratos de carbono, además contienen fibra y, como ya hemos comentado, vitaminas.
Así que con todo lo dicho no elimines las patatas de tu dieta, sólo no abuses de las que están fritas.