El agua representa dos terceras partes de nuestro cuerpo, es la bebida que tiene que formar una parte muy importante en nuestra alimentación.
Sin el agua no podemos subsistir, ya que cumple numerosas funciones; desde la regulación de la temperatura hasta su intervención en numerosos procesos metabólicos.
Tenemos que acostumbrarnos a beber sin sed, porque cuando la sentimos ya estamos deshidratados. Hecho que es más acuciante en las personas mayores, ya que tienen retrasado el proceso de sentir sed, por lo que es más fácil que se deshidraten.
Lo ideal es beber entre 1,5 litros a 2 en forma de agua o infusiones al día, lo que es lo mismo de 6 a 8 vasos de agua. Un buen hábito es beber en ayunas, de la misma manera que nos duchamos por la mañana, seria conveniente ducharnos por dentro, este agua a primera hora va a limpiar nuestros riñones.
Es esencial mantener una correcta hidratación; una reducción de tan sólo un 2% en el contenido total de agua puede alterar el mecanismo de termoregulación, una reducción del 7% puede producir alucinaciones, y deshidrataciones del 10% pueden producir la muerte.
El balance entre la ingesta de líquidos y las perdidas tienen gran importancia y cualquier alteración del mismo puede poner en peligro la vida del individuo como ya hemos visto.
Tenemos que saber que un adulto sano y bien nutrido puede vivir más de dos meses sin comer, dependiendo claro de las reservas de grasa que tenga, pero sin agua la muerte se produce en pocos días.
El aporte de agua se produce por tres fuentes principales: del consumo de líquidos (el agua principalmente, por que las bebidas alcohólicas deshidratan), del agua de los alimentos (las frutas, las verduras y la leche tienen gran cantidad) y del agua que se produce en los procesos metabólicos.
Las pérdidas de agua incluyen la eliminada por la orina, heces y a través del sudor y la respiración.
Recapitulando, te aconsejo crear un hábito hídrico, beber los 6-8 vasos de agua a lo largo del día y no esperar a tener sed para beber.